Red de liturgia

a 25 años del cruento golpe militar en la
Argentina ...

No podrán reprimir al soberano
airecito tucumano de la tarde
ni apagar jamás a la que arde
nubecita como brasa del ocaso.
No podrán tener entre las rejas
la dulzura irresistible de las cañas
ni podrán prohibir llenos de saña
el amor del agua por las piedras.
Todavía es libre, incarcelable,
el aroma de azahares en el aire
que alborota el orden en las calles
prometiendo a los changos naranjales.
No podrán correr al majestuoso
sol que aún en el invierno
amanece porque sí, porque ya es tiempo
que la noche también pase a reposo.
Y no pueden -parece que pudieran-
detener los tiempos, los torrentes,
la memoria plena de simiente
y la vida nueva en nuestra tierra.
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Sólo las tardes del valle
conocen misterios eternos
de soles que mueren y nacen
de nubes esclavas del viento
de ecos que sueltan al aire
estrofas de tiempo y silencio.
Sólo la tierra conoce
los cuerpos que el dolor olvida,
los gritos que acallan las voces
violentas, crueles repetidas,
de pueblos, de luchas, de goces
desangradas todas, dolorosa herida.
Sólo la memoria sublime
mantiene los nombres con vida
la tierra caliente redime
y guarda los restos, cobija
esperanzas que ya no lastimen,
certezas que no sean vencidas.
Como el invierno que seca
los ríos y los vuelve piedra,
como la lluvia serena
se vuelve torrente, doblega
sequías que a la muerte llevan,
mi canto recuerda y espera.