Señor, perdónanos el sueño;
que es indiferencia, comodidad, falta de compromiso firme con tu palabara,
con el llamado que nos haces a ser tus testigos del amor en medio del odio y el egoísmo.
Señor, perdónanos la traición.
Aunque no te hemos vendido por 30 monedas,
nuestro amor al dinero y nuestro culto al consumo nos alejan de ti y del prójimo,
y nos muestran